Maurizio Lanzillotta



Campobasso, Italia.1960



Maurizio Lanzillotta y el pensamiento del quizá

Giulio Guberti


Lo que va a venir, quizá, no es sólo esto o aquello,

es finalmente el pensamiento del quizá,

la experiencia inaudita, completamente nueva del quizá.

Inaudita, completamente nueva, la experiencia misma

que ningún metafisico se hubiera atrevido todavía a pensar.


Jacques Derrida



    No es la primera vez que tengo ocasión de escribir acerca de de la trayectoria artística de Maurizio Lanzillotta y de su relación con las vanguardias en decadencia: arte de los años setenta (al menos en Italia), arte analítico, monocromos, etc. La pintura como significante y como significado. La pintura que parte de cero: una línea de color-luz sobre la tela desnuda. Sin passe-partout, sin marco: una tela desnuda con una única línea de color-luz colgada en la pared con dos chinchetas. Un albor de una vida apenas (re)surgida. Una metempsicosis para (re)comenzar. (En el arte italiano las resurrecciones han sido numerosas, muestra de ello es el Renacimiento: el nombre habla por sí solo). Un recomenzar que no está sujeto a significados, que no está sujeto a una finalidad que no sea precisamente el quizá: un acto de optimismo de la voluntad en detrimento del pesimismo de la razón. Los autores a los que Maurizio admiraba por entonces (y a los que todavía admira) son Rothko y Klein: aquí están sus orígenes. Si no se comprende esto, se corre el riesgo de presentar a Maurizio Lanzillotta como un excelente pintor, pero fuera de la historia. Mas no solo de la historia del arte, sino de toda la historia del siglo veinte. La historia del niquilismo, de la muerte de la filosofía, de la muerte del arte, de la muerte de Dios, etc. Episodios en absoluto archivados. Por lo demás, no hay renacimiento sin muerte: incluso el Evangelio proclama que si la semilla no muere, no re(nace) el trigo.


    No hablo solo de orígenes, con los cuales no hay ruptura, si acaso se trata de evolución en la obra actual. Quiero decir que su manera inicial de pintar (las abstracciones monocromas difuminadas) se hace evidente en su pintura actual. Estos paísajes (como antes las caras y los cuerpos) si se miran desde cerca vuelven a ser monocromos o casi, mientras que desde lejos se tornan fantasmales. Iconos familiares y al mismo tiempo perturbadores, como diría Freud. No se sabe si pertenecen a un modelo del pasado o del futuro. Algo que se pierde en la lejanía, al mismo tiempo visibles e invisibles. De su solidez permance solo el espíritu, soplo, aliento, como en la etimología latina. Hechos de otra sustancia como diría Shakespeare. El espíritu de las vanguardias que persiste tras su decadencia.



OBRAS / WORKS

Pintura

Escultura


CV

L´immensitá confortevole

Óleo sobre  lino

150 x 150 cm

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